Dios no pudo crear un mundo sin significado. Si el mundo en el que crees vivir no lo tiene y a pesar de todo crees en él, tu mundo, el espacio que elegiste para vivir no puede existir sino en tu imaginación. Tu inestabilidad te llega de reconocer que te relacionas con lo que no existe y tratar de llenarlo de contenido te hace creer que estás en competencia con Dios. De ahí tu culpa y tu temor.