¿Iba haberte dejado tu Padre solo en el hogar del miedo con el que Le sustituiste? Hay preguntas que se contestan solas: no. Te dio su Voz para que te guiase, Su Espíritu te acompaña, toda Su Paz, todo Su Gozo. Solo tienes que parar, aprende a hacerlo, porque la quietud entera del Cielo permanece contigo.