Dios no necesita esperar, no está en el tiempo. Cuando quiso recuperar a Su Hijo otorgó los medios necesarios y en ese momento acabó la separación con la que soñó por un instante Su Hijo. Hoy puedes bajarte del tren de la locura, Él te abrió la puerta. Escucha su Voz hablarte de la visión de Cristo, ella te libera para siempre de todo sufrimiento.