“Mi voluntad es que haya luz”. -Comienza advirtiéndome; y no es lo mismo que los vanos deseos del ego que dan lugar a las tinieblas y la nada con los que ahora te identificas-. “La voluntad que compartes con Dios contiene el poder de la creación, pero los vanos deseos y los resentimientos son los co-fabricantes del mundo que ves. Perdiste el conocimiento de tu voluntad en esta extraña transacción en la que la culpabilidad se trueca una y otra vez y los resenti­mientos aumentan con cada intercambio”. Así es porque; ¿Cómo la voluntad que comparto con Dios iba a crear un mundo que pudiese destruirme?

Ciertamente soy rehén de un entramando disparatado, y me recuerda que es fácil salvarlo, ya que no puede interponerse entre mi salvación y yo, pues no son mi verdadera voluntad. “La razón es muy simple. ¿Quieres realmente estar en el infierno? ¿Quieres realmente gemir, sufrir y morir?” ¡No! Trataré de ponerme en contacto con el mundo que mi voluntad ve. “No es el Cielo, pero su luz resplandece sobre él. Las tinieblas han desaparecido, al igual que los vanos deseos del ego”.

Comienzo reco­nociendo que el plan de Dios para la salvación, y sólo el Suyo, es el que está en completo acuerdo con mi voluntad. No es una imposición. “Es el único propósito en el que tú y tu Padre estáis perfectamente de acuerdo. Hoy triunfarás”. -Sosteniendo esto en mi mente repito-: “Mi voluntad es que haya luz. Quiero contemplar la luz que refleja la Voluntad de Dios y la mía. Pon el resto de la sesión bajo Su dirección. Únete a Ellos que te señalan el camino”.

Para las prácticas cortas diré;Mi voluntad es que haya luz. La oscuridad no es mi voluntad”. Varias veces por hora. También la usaré frente a la amenaza de un resentimiento.

Joseluis