“Hoy puedo librarme de todo sufrimiento”. Debo de estar tomándome en serio las lecciones, me están haciendo efecto, porque nada más leerla hoy me ha surgido una pregunta: ¿Eso es lo que quiero? Nunca antes me había visto aceptando el sufrimiento por los pequeños gozos que me ofrece el mundo y las esperanzas que aún albergo de mejorarlo para vivir aquí. Y me he espantado… ¡Yo sostengo lo que me acontece! Ahora sí puedo verme como único responsable de mi estado, ahora puedo decidir con conocimiento, pues estoy frente a lo que “pierdo” y lo que gano. Ahora yo soy quien toma la decisión, aunque necesite ayuda, pues quiero decir sí, sin restricciones.

Padre te doy las gracias por el día de hoy y por la libertad que estoy seguro me ha de brindar. Hoy es un día santo, pues hoy Tu Hijo será redimido. Su sufrimiento ha terminado. Pues él oirá Tu Voz exhortán­dole a que busque la visión de Cristo a través del perdón y se libere para siempre de todo sufrimiento. Gracias por el día de hoy, Padre mío. Vine a este mundo sólo para llegar a tener este día, así como la alegría y libertad que encierra para Tu santo Hijo y para el mundo que él fabricó, el cual hoy se libera junto con él”.

Jesús me habla: “¡Regocíjate hoy!¡Regocíjate! Hoy no hay cabida para nada que no sea alegría y agradecimiento. Nuestro Padre ha redimido a Su Hijo en este día. Ni uno solo de nosotros dejará de salvarse hoy. No habrá nadie que no esté a salvo del miedo ni nadie a quien el Padre no acoja en Su regazo, despierto ahora en el Cielo, en el Corazón del Amor”. -Tengo que cerrar por un momento mis ojos y soñar, esta vez, que despierto, mientras sostengo el miedo que la vigilia me inspira agarrado siempre de su mano-.

joseluis