“Sólo mis propios pensamientos pueden afectarme”. Realmente esta frase resume toda la doctrina del Curso y contiene el único perdón que necesito hacer; no hay nadie fuera que me esté haciendo nada. Todo lo que escucho y veo son mis propias locuras, todo lo que vivo me lo procuro yo mismo. Antes me asustaba, y hasta me fastidiaba, pues me deja sin culpa que proyectar, y aunque no lo parezca es el alimento de la ensoñación que vivo.  Ahora puedo recibir esta frase con serenidad y repetírmela abundantemente, hasta sólo oír su contenido. Aquí está la base de mi salvación y lo sé.

“Con este pensamiento basta para dejar que la salvación arribe a todo el mundo. Pues es el pensamiento mediante el cual todo el mundo por fin se libera del miedo. Ahora cada uno ha aprendido que nadie puede atemorizarlo, y que nada puede amenazar su seguridad. No tiene enemigos, y está a salvo de todas las cosas externas. Sus pensamientos pueden asustarlo, pero, puesto que son sus propios pensamientos, él tiene el poder de cambiarlos sustituyendo cada pensamiento de miedo por un pensamiento feliz de amor. Se crucificó a sí mismo. Sin embargo, Dios planeó que Su Hijo bienamado fuese redimido”.

            “Padre mío, sólo Tu plan es infalible. Todos los demás fracasarán. Y tendré pensamientos que me asustarán hasta que aprenda que Tú ya me has dado el único Pensamiento que me conduce a la salvación. Sólo mis propios pensamientos fracasarán, y no me llevarán a ninguna parte. Mas el Pensamiento que Tú me diste promete conducirme a mi hogar, porque en él reside la promesa que Tú le hiciste a Tu Hijo”.

                                                                                                                                  Joseluis