“Mi santa visión ve la pureza en todo lo que existe”. -Debo tener esa visión que cita en paro. Al menos esta mañana, que está mi mente inundada y atraída por cosas de este mundo. Si pudiera me desanimaría de todo. Hay algo que me lo impide. Tal vez sea ella misma que me sostiene al margen de mi reconocimiento. Estoy desorientado pero sigo leyendo…- “Padre, Tu Mente creó todo cuanto existe, Tu Espíritu se adentró en ello y Tu Amor le infundió vida”. –Apunta el autor llevándome a la génesis de lo que realmente existe y diferenciándolo de lo que veo- “¿Y voy yo acaso a contemplar lo que Tú creaste como si en ello pudiese anidar el pecado?” -Sí, que invento cosas, como esta mañana, y veo lo que no existe confundiéndolo con la realidad. Éste es mi desánimo; mi desorientación- “No quiero percibir imágenes tan tenebrosas y atemorizantes”.- ¡Qué alguien me saque de aquí; de mi alucinación!- “Es imposible que pueda preferir el sueño de un loco a toda la hermosura con la que tú bendijiste la creación; a toda su pureza y dicha, así como a su eterna y serena morada en Ti”. -Y lo hago a cada rato; hoy mismo-.

“Y mientras todavía te encuentres ante las puertas del Cielo, contempla todo cuanto veas a través de una visión santa y de los ojos de Cristo”. -Eso pido para hoy; la visión de Cristo para todas las cosas- “Permite que todas las apariencias te parez­can puras, para que puedas pasarlas de largo con inocencia, y dirigirnos juntos a la casa de nuestro Padre como hermanos y como los santos Hijos de Dios que somos”.  Hoy aparco por los juicios que hago sobre mi estado, sobre lo que me rodea, confiado en que Alguien que sabe me guía, y espero con Él, que mi santa visión sea lo único que juzgue todo lo que veo.

Joseluis