“No dejes que hoy perciba diferencias”. Las diferencias, los contrastes, los niveles, los cambios… forman mi mundo, y mi vida tal como la veo. No dejes que hoy perciba este mundo, no dejes que lo viva, viene a decir la lección de hoy. Y me sobrecojo, porque este mundo sin diferencias no tiene sentido. Cuando las diferencias se pierden, se confunden mis amigos con mis enemigos, lo que me gusta y lo que detesto. Todo pierde sentido y acaba por desaparecer ¿A dónde me dirijo hoy?

-A la cordura, escucho- “Padre, tienes un solo Hijo. Y es a él a quien hoy deseo contemplar. Él es Tu única creación. ¿Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? ¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando con uno solo basta?  Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste. No permitas que lo vea como algo ajeno a su Padre o a mí. Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. Estamos eternamente uni­dos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios. ¡Qué replicar!

Hoy me mostraste que sólo estando rodeado de lo que es lo mismo, puedo experimentar el amor que busco sin éxito en la diferencia y el contraste. Porque el amor del que me hablas Padre, no ve especialidades sino tu creación idéntica en todas partes ¡Imposible lección desde aquí! Ahí me llevas hoy, al encuentro conmigo mismo, donde Tú habitas, y yo Contigo. “Nosotros que somos uno, queremos reconocer en este día la verdad acerca de nosotros mismos. Queremos regresar a nuestro hogar y descansar en la unidad. Pues allí reside la paz, la cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte”.

                                                                                                                                                joseluis.