“No tengo pensamientos neutros”. -Me dice hoy. Nunca me plantee que mis pensamientos, si no se transformaban en acciones tuvieran consecuencias, pero continúa-: La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de desvanecer la creencia de que tus pensamientos no tienen ningún efecto. Todo lo que ves es el resultado de tus pensamientos. En esto no hay excepciones.  Los pensamientos no son ni grandes ni pequeños, ni poderosos ni débiles. Son simplemente verdaderos o falsos”. ¿Qué clasificación es esa, cómo pueden ser verdaderos o falsos si los pienso igualmente?

Sólo distingo; los positivos si me traen gozo o negativos si me lo quitan. No puedo asimilar los positivos con la verdad y los negativos con las tribulaciones como venía haciendo, porque leo: “Hay tal tentación de descartar los pensamientos atemorizantes por considerárseles irrelevantes, triviales e inmerecedores de que uno se ocupe de ellos, que es esencial que los reconozcas a todos como igualmente destructivos, aun­que también como igualmente irreales”. -Entonces, lo de hacerme el positivo y descartar lo que me asusta, no es el camino. Me pierdo. El Instructor lo sabe porque leo-: “Practicaremos con esta idea de muchas formas antes de que realmente la llegues a enten­der”. -Voy con ello-.

“Escudriña tu mente con los ojos cerra­dos durante un minuto más o menos, esforzándote al máximo por no pasar por alto ningún pensamiento “insignificante” que tienda a eludir tu búsqueda. Cualquier pensamiento, independientemente de sus cualidades, es adecuado para la idea de hoy. Repite primero la idea para tus adentros, y luego, a medida que cada pensamiento cruce tu mente, mantenlo en tu conciencia diciéndote: Este pensamiento acerca de … no es un pensamiento neutro”. -Para acabar diciendo-: “porque no tengo pensamientos neutros”.

Joseluis