Proyectaste tus pensamientos de culpa y separación sobre cada uno de los seres que te rodean y así los diferenciaste de ti haciéndoles portadores de las partes más oscuras de tu mente y ahora te dan miedo, pero siguen siendo el Cristo al igual que tú. Abandona este empeño que hace tu vida insoportable y no sigas aprisionándolo con tus leyes.