Das por cierto el juicio que haces de alguien y tus esfuerzos son para demostrar “tu buen juicio”, la cordura que tuviste al dictarlo. Obsérvate sino pones todo tu empeño en asegurarte de ello, aunque te perjudique. Perdonar, supone renunciar a la razón que da vida en tu mente a tu “enemigo”.