Desde que te identificaste con un cuerpo “perdiste” tu libertad. Todos tus esfuerzos son para su cuidado, tus pensamientos giran en torno suyo. Tener un cuerpo es vivir sometido. Tomaste la decisión de “serlo” para no reconocerte. Tu Padre te hizo libre, y creíste que perdiendo la libertad te olvidarías de Él y de tu origen.