Te pasas el tiempo tratando de organizar tu vida, afanándote en supervisarla, intentando que nada se salga de tu plan y acabas sufriendo, porque apenas consigues resultados. Deja ese cometido controlador a Aquel que sabe como hacerlo y es su función, deja tu vida en manos de la Voz de Dios en tu mente y ya no tendrás miedo de nada.