Trataste de vivir una vida sin Dios sustituyéndolo por el pecado. No se escuchan estás cosas por ahí, son difíciles de reconocer. Hiciste un plan demente que te desequilibra cada día y ni lo sospechas porque lo convertiste en cotidiano. El sufrimiento no es tu estado, lo es el gozo. Cambia de plan, que sea Dios tu único objetivo.