“Soy tal como Dios me creó”. -Al escucharme leer esto veo el recorrido que aún me queda por hacer; perder completamente mi propia definición y sustituirla por la Suya: la creación-. Esta idea acalla los sonidos del mundo, hace que desaparezca y borra para siempre sus pensamientos”. -¡Esta es la idea que necesito! Con ella se alcanza la salvación y se restaura la cordura-.

-Hoy me pide cinco minutos de cada hora de vigilia para sentir la verdad que se encuentra en mí usando estas palabras-: “Soy tal como Dios me creó. Soy Su Hijo eternamente”. –Alcanzar el núcleo de mi ser repitiéndolas y escuchándome-. “Éste es el Ser que jamás pecó ni forjó una imagen para reemplazar a la reali­dad. Éste es el Ser que jamás abandonó Su morada en el seno de Dios para irse a deambular por el mundo. Éste es el Ser que no conoce el miedo, ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufri­miento o la muerte”. -Ahí, dentro de mí está la Creación, y me habla-.

-Frente a estos objetivos siempre me tiemblan las piernas ¿No es demasiado para mí?- “Sólo  se te pide que dejes a un lado los ídolos e imágenes que fabricaste de ti mismo, que trasciendas los atributos buenos o malos que te hayas adjudicado y aguardes la verdad con queda expectación. Dios Mismo ha prometido que le será revelada a todo aquel que la pida. Tú la estás pidiendo ahora. No puedes fracasar porque Él no fracasa” –¡No puedo perderme esta ocasión!-

-Si no llego a cumplir los cinco minutos, al menos repetirme-: “Soy tal como Dios me creó. Soy Su Hijo eternamente”. –Y frente a cada persona que parezca irritarme-: “Eres tal como Dios te creó. Eres Su Hijo eternamente”. -Y así pasaré el día, dando pasos de gigante hacia mi liberación, como me asegura, aunque ni cuenta me dé-.

Joseluis