Para la primera sesión larga: “La luz ha llegado. Elegir la salvación en lugar del ataque, es reconocer que está conmigo. La salvación es una decisión que ya se tomó. El ataque y los resentimientos no existen como opciones. Por eso siempre elijo entre la verdad y la ilusión; entre lo que está y lo que no está ahí. La luz ha llegado. Solamente puedo elegir luz, no hay otra alternativa. La luz ha reemplazado a la oscuridad, ésta ha desaparecido”. La luz ha llegado y con ella el fin del sufrimiento ¡Cuanto me cuesta aceptar esa luz! ¡Cómo me atrapan mis ilusiones, aunque me estén matando! Lo repetiré hasta aprenderme que en la salvación no existen pérdidas.
Entre horas para no olvidarme diré: Esto no puede mostrarme la oscuridad, pues la luz ha llegado. Tu luz, [nombre] es lo único que quiero ver. No quiero ver en esto más que lo que hay ahí.
Para la segunda sesión: “No me gobiernan otras leyes que las de Dios. He aquí mi declaración de libertad. No me gobiernan otras leyes que las Suyas. La tentación de inventar otras y de permitir que me subyuguen me acecha constantemente. Sólo sufro porque creo en ellas, pues en realidad no me afectan en absoluto. Estoy a salvo de los efectos de leyes que no sean las de Dios. Y las Suyas son las de la libertad”. Aceptar esto es la salvación. A base de repetirlo lo reconoceré, a base de ponerlo en práctica. Qué mi confianza no decaiga ni mis ganas le lograrlo.
Me refrescaré la memoria: Mi percepción de esto me muestra que creo en leyes que no existen. Veo únicamente las leyes de Dios operando en esto. Permítaseme dejar que sean las leyes de Dios las que operen en esto, y no las mías.
Joseluis
Gracias, gracias