“Que reconozca que mis problemas ya se han resuelto”. Ayer andaba preguntando cual era mi problema y hoy nada empezar me he dado cuenta de que mi problema es estar soñando con ellos. Todos se resolvieron cuando al ver mi locura el Padre puso el Espíritu en mi mente y desperté, mi problema ahora se reduce a que sigo viviendo en el recuerdo de aquel sueño. Por eso da igual la naturaleza del problema, todos son el pasado, ninguno es más fuerte que otro ni más importante, todos son un sueño del que puedo librarme sólo con recordarlo. La salvación consiste únicamente en despertar a ella. “La salvación se ha consumado. Se te ha liberado de todo conflicto”. Ayúdame Padre, son demasiado reales para mí mis asuntos, mis dolores, acompáñame, no dejes de hablarme que el sueño me atrae.

-Asegúrate de no dejarte confundir con las múltiples formas en que las dificultades se te presenten, me dice- “¡Tu único problema ya se ha resuelto! Repite esto hoy para tus adentros una y otra vez a lo largo del día, con gratitud y convic­ción”. -Ésa es mi práctica para hoy, repetir frente a lo que parezca acosarme-: “Que reconozca que este problema ya se han resuelto” –y sostener en mi mente esa posibilidad como cierta; reconocerlo. Confiaré en la ayuda de Jesús que pasó por esto y me habla ahora. Solo no me siento con fuerzas. Abriré hoy una línea de confianza explicita en él, como hermano que me guía y sabe adónde-.

“Propongámonos no acumular resentimientos hoy. Propongá­monos estar libres de problemas que no existen: Para lograr esto sólo se requiere honestidad. No te engañes con respecto a cuál es el problema, y no podrás sino reconocer que se ha resuelto”. -Como digas, maestro-

Joseluis