¡Qué los milagros reemplacen todos mis resentimientos! Una de mis favoritas por la corrección y la paz que trae a mi mente. Cada resentimiento es un obstáculo para la visión, y cuando pido su sustitución invierto la forma de ver el mundo; se aparta el miedo y llega la verdad.

Me pide que seleccione alguien que despierte mis resentimientos, alguien a quien tema u odie, que ame pero que me enfade, un amigo que a veces me resulte pesado, irritante, exigente… alguien que no se ajuste a mis deseos. Sin problema puedo escoger. Me pide para las practicas largas que me concentre en sus faltas, en el dolor que me causó, sus descuidos grandes y pequeños, las imperfecciones de su cuerpo, que piense en sus errores incluso en sus pecados. Continúa diciéndome: Pídele entonces a Quien conoce la verdad, que se te conceda verlo de otra manera diciendo: “Quiero contemplar a mi salvador en éste a quien Tú has designado como a quien debo pedir que me guíe hasta la santa luz en la que él se encuentra, de modo que pueda unirme a él”.

            “Lo que has pedido no se te puede negar. Tu salvador ha estado esperando mucho tiempo esto. Él quiere ser libre y hacerte libre a ti también. El Espíritu Santo se extiende desde él hasta ti, y no ve separación. Mantente muy quedo ahora, y contempla a tu radiante salvador. Ningún som­brío resentimiento nubla la visión de él. Permitiste al Espíritu Santo expresar a través de ese hermano el papel que Dios le asignó para que te pudieses salvar”.

Todo el día estaré con esto. La tentación desaparece cuando permito que quien se cruce en mi camino sea mi salvador, negaré mis resentimientos con la fórmula: “¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!”

Joseluis