“Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito”. -Es una advertencia para mí, que ando distraído con mi propio plan; el que comparto con el ego. Y me explica-; El plan del ego se basa en abrigar resentimien­tos. Mantiene que, si tal persona actuara de otra manera, o alguna circunstancia externa cambiase, tú te salvarías. Así, la fuente de la salvación se percibe externa. Cada resenti­miento tuyo afirma: “Si esto fuese diferente, yo me salvaría” El cambio se lo exiges a todo el mundo excepto a ti”. -Sí, este es mi plan compartido con mi mundo-.

Me dice que para realizarlo cual­quier cosa me vale; trampear, manipular, juzgar, encarcelar, matar, derribar gobiernos… Al final el mismo fracaso con diferente cara. “El resultado no podrá ser otro que confusión, infelicidad, así como una profunda sensación de fracaso y desesperación”. -Cuando siento fracaso y desorientación es por tener mi propósito dividido entre los dos planes. ¿Qué hacer? Muy fácil-. “La idea de hoy es la respuesta”.

En mi practica debo repetir la idea y estudiarla, tiene dos partes; el plan de Dios tendrá éxito, pero los otros no. Procuro no apenarme por las imágenes agradables de mi plan particular. “El plan de Dios me conducirá a la liberación y a la dicha”. -Si es así, que hago distrayéndome y me dirijo a Él-: “¿Qué quieres que haga? ¿Adónde quieres que vaya? ¿Qué quieres que diga y a quién?” –Deja que Él se haga cargo del resto, me dice. ¡Ay, mis dudas! – “Él responderá en la medida que quieras escuchar Su Voz. No te niegues a oírla. El solo hecho de hacer los ejercicios demuestra tu disposición. Esto basta para que seas acreedor a Su respuesta”. -Y me quedo ahí, confiado-.

Seis o siete veces diré la lección por hora, soltando mis resentimientos al decirme: “Abrigar resentimientos es lo opuesto al plan de Dios para la salvación. Sólo Su plan tendrá éxito”.

Joseluis