“No soy víctima del mundo que veo”. -¿Cómo podría serlo si dejaría de existir si lo eligiese? Mis cadenas están sueltas. Puedo escaparme con desearlo. La prisión está abierta. Puedo irme sólo con echar a andar. Nada me retiene-.“Sólo mi deseo de permanecer aquí me mantiene prisio­nero. Quiero renunciar a mis desquiciados deseos y caminar por fin hacia la luz del sol”.

“He inventado el mundo que veo”. -Yo mismo erigí mi prisión, reconociéndolo quedo libre. Me engañé creyendo que podía aprisionar al Hijo de Dios. Me equivoqué, y ya no quiero seguir haciéndolo. Él no puede sino ser libre. Es tal como Dios lo creó y no lo que quise hacer de él-. “El Hijo de Dios se encuentra donde Dios quiere que esté y no donde yo quise mantenerlo prisionero”.

“Hay otra manera de ver el mundo”. -Dado que el propósito del mundo no es el que le asigné, tiene que haber otra manera de verlo. Veo todo al revés y mis pensamientos son lo opuesto a la verdad. Veo el mundo como una prisión. Debe ser, pues, que desde aquí debe ser liberado-. “Quiero con­templar el mundo como es y verlo como un lugar donde el Hijo de Dios encuentra su libertad”.

“Podría ver paz en lugar de esto”. “Cuando vea el mundo como un lugar de libertad, me daré cuenta de que refleja las leyes de Dios en lugar de las reglas que yo inventé para que obedeciera. Comprenderé que es la paz, no la guerra, lo que mora en él. Y percibiré asimismo que la paz mora también en los corazones de todos los que comparten este lugar conmigo”.

“Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo”. -A medida que comparto la paz del mundo empiezo a comprender que brota de mí interior. El mundo ha quedado iluminado con la luz de mi perdón y la refleja de nuevo sobre mí-. “En ella empiezo a ver lo que mis ilusiones me ocultan y a comprender la santidad de toda cosa viviente, incluyéndome, y su unidad conmigo”.

Debo comenzar leyendo las ideas con sus comentarios y practicar con ellas al menos una vez por tres minutos.

Joseluis