“Dios es el Amor en el que perdono”. -Me viene tan grande la expresión que no se me ocurre decir nada, y continúa-: Dios no perdona porque nunca ha condenado”. -Esto si es un ajuste a mi escayolada imagen de Dios. Y me explica; no necesita perdonar porque jamás condenó-. “Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante, la base del perdón”. -Su visión impecable sobre todas las cosas justifica y garantiza el perdón. Si Él no ve culpa, no la hay-. “Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se niegan a hacerlo se atan a ellas”. -El que perdona no verá las ilusiones que le ataban y a cambio conocerá a Dios-.

También hoy tres sesiones de 5 minutos. Comienzo repitiendo la lección para imbuirme de ella. Voy buscando las personas con las que mantengo algún conflicto. En tropel aparecen las primeras y me dirijo a ellas de esta forma: “Fer, Dios es el amor en el que te perdono” y descanso. Prosigo entonces: “Isabel, Dios es el Amor en el que te perdono” y así visito cada una de ellas con el mismo recado. Acabo diciéndome: “Dios es el Amor en el que me perdono a mí mismo”. Finalmente improviso frases afines y consecuentes a la lección: “Dios es el Amor con el que me amo a mí mismo. Dios es el Amor en el que me alzo bendecido…”-o de este modo- El perdón es automático en Dios. La culpabilidad es imposible frente a Dios… y cierro con: “Dios es el Amor en el que perdono”.

Durante de día debo reaccionar aplicando la lección a cualquier persona que me suscite algún resentimiento: “Dios es el Amor en el que te perdono” Así me garantizo la paz y la conexión con mi mente santa de ayer.

Joseluis