“Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo”. Me gustan estos titulares que me recuerdan algo mío que nunca tengo en cuenta. Sacudidas para mi modorra. Verás, porque ésa es la Voluntad de Dios. Es Su fortaleza, no la tuya, la que te da poder. Y es Su regalo, no el tuyo, el que te ofrece visión”. Me hace pensar; lo que Dios me da tiene que ser mío y estar a mi disposición. La fortaleza que apenas siento está conmigo y la visión, mostrándome el lado amable de las cosas que me atormentan también. Si vivo huérfano de ellas es porque no las he aceptado ¿Qué me retiene?

Repito la lección repasando el paisaje de mi habitación, después, con los ojos cerrados investigo sobre su contenido; La visión ha de ser posible y estar a mi disposición. La visión transforma mi valle de lágrimas en gozo. Mi fortaleza sostiene mi visión… En efecto, surgen con facilidad extensiones de la misma idea y me complazco en ello. Me doy cuenta que según veo lo que me aporta y la verosimilitud de la oferta, más la deseo y la busco. “Recuerda; no es apropiado que te esfuerces por encontrar pensamientos afines. Trata sencillamente de hacerte a un lado y dejar que vengan a tu mente. Si te resulta difícil, es mejor pasar la sesión alternando entre repeticiones lentas de la idea con los ojos abiertos y cerra­dos, que esforzarte buscar pensamientos adecuados”. Siempre en mi ayuda. Debo hacer otra práctica a la noche, de 5 minutos también.

Igualmente usaré la lección a lo largo del día, me mantendrá despierto o me procurará momentos de lucidez. “La idea de hoy es uno de los pasos iniciales en el proceso de unificar tus pensamientos y de enseñarte que estás estudiando un sistema de pensamiento unifi­cado que no carece de nada que sea necesario, y en el que no se incluye nada contradictorio o irrelevante”.

Joseluis