“No hay nada que mi santidad no pueda hacer”. Siempre parece que me deja un recado más grande que mi capacidad de sostenerlo, pero me apoya hoy de una forma increíble: “Tu santidad invierte todas las leyes del mundo. Está más allá de cualquier restricción de tiempo, espacio, distancia, así como de cualquier clase de límite. El poder de tu santidad es ilimitado porque te establece a ti como Hijo de Dios, en unión con la Mente de su Creador”. Me quedo sin palabras, pero lo que más agradezco es oír que mi santidad se establece en vinculación con la Mente. Cuando creo que estoy fuera no soy nada, ni santidad conservo, conectado a Ella lo soy todo ¡Tan olvidado!
“Tu santidad, por lo tanto, puede eliminar todo dolor, acabar con todo pesar y resolver todo problema. Puede hacer eso en conexión contigo o con cualquier otra persona”. Y lo puede por mi conexión con la Fuente. Sabiendo esto me siento fuerte. Voy con el ejercicio. Cierro mis ojos y busco los trastornos que conviven conmigo y con las personas que quiero; “En esta situación con respecto a mi enfermedad de corazón en la que me veo envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer… En esta situación con respecto al cáncer en la que mi amigo se ve envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer...” Hasta los 5 minutos. Hoy han pasado sin darme cuenta quitando fuerza a las amenazas de mi vida y las de mi gente. Tres veces más me pide para hoy.
“El propósito de los ejercicios de hoy es comenzar a inculcarte la sensación de que tienes dominio sobre todas las cosas por ser quien eres”. Y lo hace, lo hace conmigo. La aplicaré todo el tiempo, como me dice, cuando venga a mi mente algún problema en particular.
Joseluis
Muy reconfortante sentirnos sostenidos en el juego de la vida.Gracias
Gracias, Gracias