“Mi hermano impecable es mi guía a la paz. Mi hermano pecador es mi guía al dolor. Y el que elija será el que contemplaré”. Tres frases de nuevo que me marcan un camino. “Mi hermano impecable es mi guía al a paz”. Sí, es fácil de comprender, cuando estoy acompañado por un hermano irreprochable y honesto, no me siento amenazado y puedo sostener mi paz sin dificultad y disfrutar de ella. Una maravilla, una compañía así extrae mejor de mí. “Mi hermano pecador es mi guía al dolor”. Por contra, si me hago acompañar por un alborotador, por un provocador, deberé tener activas mis defensas todo el tiempo y vivir de ese modo es tener la paz hipotecada. “Y el que elija será el que contemplaré”. Continua como queriéndomelo hacer fácil, pero ¿cómo puedo hacer esa elección? ¿Cómo va a estar en mi mano dirigir el carácter de quien me acompaña? Y pone en mi boca la solución: “Elige, pues, por mí, Padre mío, a través de Aquel que habla por Ti”. Ésa debe ser mi oración y mi cometido, delegar la elección en Quien sabe y en Quien puede. Elige por mí que yo estoy ciego. Elige por mí que no quiero perderme, elije por mí, elige por mí, elige por mí.
“¿Quién es mi hermano sino Tu santo Hijo? Mas si veo pecado en él proclamo que soy un pecador, en vez de un Hijo de Dios, y que me encuentro solo y sin amigos en un mundo aterrante. Mas percibirme de esa manera es una decisión que yo mismo he tomado y puedo, por consiguiente, volverme atrás. Puedo asimismo ver a mi hermano exento de pecado, y como Tu santo Hijo. Y si ésta es la alternativa por la que me decido, veo mi impecabilidad, a mi eterno Consolador y Amigo junto a mí, y el camino libre y despejado. Elige, pues, por mí, Padre mío, a través de Aquel que habla por Ti. Pues sólo Él juzga en Tu Nombre”.
Joseluis
Gracias, Gracias
Mi querido Jose Luis; Siempre es tu hermano impecable con quien te encuentras, independientemente de la imagen que veas, de lo que éste diga, o haga…
Si no contemplas en él a Dios mismo, es porque no lo estás mirando desde tu verdad ni estás viendo la suya.
UCDM dice “Es en tu hermano donde o bien te encuentras a ti mismo, o bien te pierdes a tí mismo”. O dicho de otro modo “lo que elija ver es lo que veré”. Si veo su verdad es porque lo estaré contemplando desde la mía (AMOR). Si veo su “pecado” es porque lo estaré contemplando desde el mío (EGO)
Desde el Cristo en tí (tu verdad) puedes apartar el velo de los ojos de tu hermano y permitir que éste contemple al Cristo en sí mismo (que es su verdad). Todo lo que nace desde el EGO es una mentira que nos hemos contado y que nos hemos creído como lo que nos define y nos separa del otro. Pero el EGO nace de nuestras heridas, de nuestra irrealidad, de una ilusión que es lo opuesto a lo que somos. Debemos ayudarnos desde el AMOR a deshacer ese ego que nos separa y aprender a mirar ese AMOR que somos todos nosotros.
En la última sección del último capítulo de UCDM dice:
Tú eres tal como Dios te creó, al igual que lo es todo ser que contemples. Elige de nuevo lo que quieres que tu hermano sea, recordando que toda elección que hagas establecerá tu propia identidad, tal como la has de ver y cómo creerás que es”