“Mi Padre me da todo poder”. Ya me estoy acostumbrando a estas declaraciones, ahora espero ver mi transformación. Si mi Padre me da todo poder, yo estoy al margen de él, pues vivo como un paria; sometido y asustado. Debo de preferir depender sólo de mis propias fuerzas, de mis propios métodos, de mis propias estrategias, porque siempre pierdo. Si mi Padre me da todo poder, hoy lo acepto. Y por un momento me centro en ese otro ser poderoso, distinto del perdedor que me identifica, con otras condiciones y características, hoy me inauguro, hoy empiezo a ser otro.
“El Hijo de Dios no tiene límites. Su fuerza es ilimitada, así como su paz, su júbilo, y todos los atributos con los que su Padre lo dotó en su creación. Lo que dispone con su Creador y Redentor se hace. Lo que su santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en su mente, y deposita ante ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo”. -¿Dónde voy con ese traje de domingo? ¿No sabré andar? No es para mí, habrá un error, bla, bla, bla, escucho a mi ego desde mi propia boca. Ahora sé que es él quien habla por mí y me califica, ahora puedo negarle el crédito que le otorgué, ahora puedo escuchar mi propia Voz. Si ésta es mi naturaleza la acepto y ensayaré con ella hasta sentirme cómodo y la pondré en práctica hasta conocerme en ella-. “Yo soy aquel a quien todo esto se le da. Yo soy aquel en quien reside todo el poder de la Voluntad del Padre. -Qué sólo escuche esto ya en mi mente, que sólo a esa voz haga caso, qué se acabe el dolor, que se acaben la muerte-.
“Tu Voluntad puede hacer cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mí. Tu Voluntad no tiene límites. Por lo tanto a Tu Hijo se le ha dado todo el poder. -Que me lo aprenda, que me lo aprenda-.
joseluis
Gracias, Gracias, Gracias