“Se me ha dado la palabra de Dios para que la comparta”. Me parece demasiada responsabilidad para mi capacidad. No sé qué hacer ni qué palabra será ésa. Sale en mi ayuda: “¿Qué dice la Palabra de Dios? “Mi Hijo es tan puro y santo como Yo Mismo.” -Tengo que repetírmelo… ha de ser de ese modo, aunque me encuentre muy lejos de identificarme con ello-. “Así fue como Dios se convirtió en el Padre del Hijo que Él ama, pues así fue como lo creó”. -He de aceptarlo, de otro modo no podré compartirla y la releo- “Ésta es la Palabra que el Hijo no creó con el Padre, pues nació como resultado de ella”. -Fui creado dándome mis características, con las que no cuento y me son extrañas- “Aceptemos Su Paternidad, y todo se nos dará”. -Sí, eso debo hacer por fin y olvidarme de todo lo que creo de mí -.
“Mas si negamos que fuimos creados en Su Amor, estaremos negando nuestro Ser, y así, no tendremos certeza acerca de quiénes somos, Quién es nuestro Padre y cuál es nuestro propósito aquí”. -Perdido estoy como describe-. “No obstante, sólo con que reconozcamos a Aquel que nos dio Su Palabra en nuestra creación, Su recuerdo aflorará de nuevo en nuestras mentes y sí podremos recordar a nuestro Ser”. -Y le cito, pues no quiero de nuevo quedarme fuera; Padre, Padre, Padre y de esta forma trato de conectarme-.
“Padre, he hecho mía Tu Palabra. Y es ésta la que les quiero compartir a todos mis hermanos, quienes me fueron confiados para que los amara como si fuesen míos, tal como yo soy amado, bendecido y salvado por Ti”. – ¡Qué no busque otras noticias que las Tuyas hoy!-
Joseluis
Siempre Gracias