“Que no me olvide de mi propósito”. Que no me pierda, ni me entierren de nuevo las ilusiones. Necesito oír esto a menudo, cada rato, para que no me coma la actividad del día. Oír esto me centra y me separa por un instante del miedo. Como si me dijera, -escucha: no eres de aquí, éstas no son tus necesidades, estás distraído, confundido con otro que sufre-. Sí, necesito recordarlo; “Que no me olvide de mi propósito”. -Como un ancla a la realidad, para no entretenerme en tonterías, para despertar del dolor, de los desencuentros… de mis ilusiones. No tengo otro propósito que el de reconocerme-. “Si te olvidas de tu objetivo no podrás sino estar confundido e inseguro acerca de quién eres, y así, tus acciones no podrán sino ser conflictivas”. -Que es justo lo que me ocurre, y mi tiempo transcurre en resolver esas calamidades que provoca mi olvido-.
“No puedes estar al servicio de objetivos contradictorios, y servirlos bien”. -Me recuerda explicándome mi desconcierto-. “Tampoco puedes desenvolverte sin que se abata sobre ti una profunda angustia y depresión”. -A veces, cuando no sé lo que realmente quiero, me agoto-. “Resuelve hoy, por lo tanto, recordar lo que quieres realmente, para así unificar tus pensamientos y acciones de manera que tengan sentido y para llevar a cabo únicamente lo que Dios quiere que hagas este día”. -Estoy dispuesto-.
“Padre, el perdón es el medio que Tú has elegido para mi salvación. No permitas que me olvide hoy de que no tengo otra voluntad que la Tuya. Y así, mi propósito tiene asimismo que ser el Tuyo si quiero alcanzar la paz que Tú has dispuesto para mí”. -Amparado por Tu Voluntad, anclado en Ella-.
joseluis
Gracias , que así sea