“Lo que sufre no forma parte de mí”. -Un aldabonazo de cordura, un descanso, una esperanza, una corrección a mi estado. Pero, y ¿porqué sufro?- “Has abjurado de la verdad” -Me contesta el texto al leerlo, y reconozco abrumado que debe ser cierto. Adopté otra identidad falsa-. “Permítete ahora ser igualmente firme y abjurar de la falsedad”. –No sé por donde salir, qué decisión tomar, cómo deshacer en mi mente el error. Cómo renunciar a mi falsa identidad-.
Y como un lavabo de cerebro me veo repitiendo: “Lo que sufre no forma parte de mí” –Me confundí con otro, con alguien que no soy yo, con alguien que puede enfermar y sufrir-. “Yo no soy aquello que siente pesar, lo que experimenta dolor no es sino una ilusión de mi mente”. -Y voy hacia ese lugar de salvación que es mi propio ser, desconocido para mí, olvidado. Y convivo con él por un instante apenas-. “Lo que muere, en realidad nunca vivió, y sólo se burlaba de la verdad con respecto a mí mismo”. -Sí, comprendo, lo que vive y muere es la misma cosa absurda con la que me confundo, con la que me distraigo, con la que opté por identificarme. ¡Ay Dios mío!Y con la fuerza de este momento me repito-: “Ahora abjuro de todos los conceptos de mí mismo, y de los engaños y mentiras acerca del santo Hijo de Dios”. -Como el que se quita una camisa que no le pertenece, una camisa de fuerza-.“Ahora estoy listo para aceptarlo nuevamente como Dios lo creó, y como aún es”. -Y me quedo por un instante en blanco, esperanzado, nada más tengo-.
“Padre, mi viejo amor por Ti retorna, y me permite también amar nuevamente a Tu Hijo. Padre, soy tal como Tú me creaste. Ahora recuerdo Tu Amor, así como el mío propio. Ahora comprendo que son uno”. Guíame Tú, inútil me siento, no me sueltes, estoy desorientado.-
joseluis