“Este día se lo dedico a Dios. Es el regalo que le hago”. –Sí, te entrego una vez más este día. Te entrego mis expectativas y mis defensas. Todos mis planes para conseguir la felicidad por mi cuenta. Y esperaré… y dejaré que transcurra de Tu mano. Este día te lo entrego a Ti, Padre-. “Hoy no dirigiré mi vida por mi cuenta”. -Cada vez que lo hago, algo no previsto me sale mal. Definitivamente- “No entiendo el mundo, por lo tanto, tratar de dirigir mi vida por mi cuenta es una locura”. -¡Cuándo acabaré por aprendérmelo! Sigo intentándolo porque me veo solo, creo que debo hacerlo yo mismo aprendiendo con las experiencias dolorosas. Estoy cansado-.
“Mas hay Alguien que sabe qué es lo que más te conviene”. -Por eso quiero cambiar-. “Él se alegra de tomar por ti únicamente aquellas decisiones que te conducen a Dios”. -Si se lo permito cada deseo mío lo transformará en un medio que me lleve a Él. Definitivamente-, “Pongo este día en Sus manos, pues no quiero demorar mi regreso al hogar, y es Él el que conoce el camino que me conduce a Dios”. –Pongo este día a Tu cuidado y ayúdame a sostenerlo, aunque el miedo venga a acosarme. Mantén mi pulso cada vez que flaquee y ayúdame a repetir, -esto lo entregué, no está a mi cuidado- y descansar confiado. No sirven de nada mis entregas si vuelvo a ocuparme de mis asuntos. La de hoy es una entrega que quiero sostener. Definitivamente… con Tu ayuda-.
“Y así, pongo este día en Tus Manos. Vengo con mi mente receptiva. No pido nada que crea desear. Facilítame tan sólo lo que Tú deseas que reciba. Tú conoces mis deseos y necesidades. Y me procurarás todo lo que sea necesario para ayudarme a encontrar el camino que me lleva a Ti”.
joseluis