“Ahora quiero ser tal como Dios me creó”. -Esta frase me traslada a los días de mis juegos infantiles donde elegíamos a un personaje; yo soy superman, y yo el guerrero del antifaz. Esta mañana he sonreído frente a la propuesta como si de nuevo pudiese elegir mi personaje para hoy. Y me ha hecho pensar ¿No es realmente eso lo que hago cada mañana, jugar a ser hombre, ponerme este cuerpo como una carteta y simularlo? ¿No sigo jugando a morirme cada día un poco, no sigue esto siendo un juego macabro? ¿No es hora de cambiar de personaje? Y me llené de fuerza y decisión-. Hoy aceptaré la verdad acerca de mí mismo”. -Empiezo de cero, renuncio a fingir que soy otro, renuncio al juego-.

Hoy por fin me quito la careta. “Me alzaré glo­rioso, y dejaré que la luz que mora en mí irradie sobre el mundo durante todo el día”. -Me tiemblan las rodillas, ayúdame a acostumbrarme a este primer vacío-. “Le traigo al mundo las buenas nuevas de la salvación que oigo cuando Dios mi Padre me habla”. -Ayúdame a escucharte cuando me llamas por mi nombre, que no quiero otra definición que ésta-. “Y contem­plo el mundo que Cristo quiere que yo vea, consciente de que pone fin al amargo sueño de la muerte; consciente de que es la llamada que mi Padre me hace”. -Y eso veo cuando te escucho llamarme Hijo; el cielo, porque se acaban los ruidos, los gritos… y ya no tiemblo-.

Por hoy tomo la decisión de estar ahí, de permanecer; “Cristo se convierte hoy en mis ojos, y en los oídos que escuchan hoy la Voz que habla por Dios. Padre, vengo a Ti a través de Aquel que es Tu Hijo, así como mi verdadero Ser. Amén”. –Y así ha de ser, se acabó el juego-.                                                                                                                                                  

                                                                                                                                                  joseluis