“Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque”. ¡Ay, si por fin pudiera verme libre del dolor del mundo que veo! Un sueño parece, y me explica, sí,: “Cada pensamiento que albergas da lugar a algún segmento del mundo que ves”. Me da que pensar… si voy al lugar que estoy a prendiendo a visitar, donde anida la cordura, encuentro la respuesta; -así es, tú eres el responsable de tu mundo- aunque no tenga base para sostenerlo, apenas esa Voz interna en la que estoy aprendiendo a confiar. Por eso no sirve quejarse o querer cambiarlo, he de ir a la causa. “El mundo que ves es un mundo vengativo, y todo en él es un símbolo de venganza”. Sí, todo son quejas.
“Ves el mundo que has fabricado, pero no te ves a ti mismo como el que fabrica las imágenes”. Ésa es la cuestión y la causa de que sea efectivo este procedimiento; olvidé ese detalle. Un olvido necesario y principal, sin él hace tiempo me hubiera librado de su yugo. Prosigue: “No se te puede salvar del mundo, pero te puedes escapar de su causa”. A mi interés responde: “Éste cambio requiere, en primer lugar, que se identifique la causa y luego que se abandone, de modo que pueda ser reemplazada”. Pide mi colaboración para buscar la causa y abandonarla, de llenar su hueco se ocupa Él. Voy con ello.
Según miro a mi alrededor y repito la lección, busco los pensamientos de ataque que se me ocurren, los propicie yo, o los reciba, me dice con acierto que es lo mismo y me digo: “Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque acerca de…la justicia, de mi jefe, de mi enfermedad… Puedo escaparme…” y así prosigo sorprendido al ver cómo van apareciendo los temas cada vez con más facilidad. Este Curso es para mí y lo agradezco. Cinco sesiones por hoy, y que lo use cada vez que lo necesite.
Joseluis