“El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy”. -Y me atrapa un mar de confusión y de esperanza. El Amor; ese estado suplantado por otros tantos diferentes pero con el mismo nombre, oculto por ellos, desvirtuado. Si supiera lo que es, como a veces aparenta, no lo buscaría en lo físico ni lo vincularía a ello. Si buscara el verdadero amor y no los sucedáneos, jamás me hubiera sentido defraudado. Si supiera lo que es, me conocería completamente y no tendría dudas ni pesares-. “Busco mi verdadera Identidad, y la encuentro en estas palabras: “Soy Amor, pues el Amor fue lo que me creó””. -De tal palo tal astilla-.
Recógete alma mía, escucha y aliméntate sólo de consistencia: Ya no necesitas buscar más. “El Amor ha prevalecido”. -Es lo único que existe a pesar de las apariencias-. “Ha esperado tan quedamente tu regreso a casa, que ya no me volveré a apartar de la santa faz de Cristo”. -¡Ah, la faz de Cristo! la que conoce y sostiene por mí mi naturaleza frente a los disimulos que la ocultan-. “Y lo que contemple dará testimonio de la verdad de la Identidad que procuré perder, pero que mi Padre conservó a salvo para mí”. -Agradecido por la consistencia de mi creación que no pude desvirtuar-.
Gracias Padre por asegurarla para mí. “Padre, te doy gracias por lo que soy, por haber conservado mi Identidad inalterada e impecable en medio de todos los pensamientos de pecado que mi alocada mente inventó. Y te doy gracias también por haberme salvado de ellos. Amén”. –Por haberme sostenido, aguardado e impedido que me hiciera daño con mis juguetes hurtados a tu cuidado-.
Joseluis