“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -A Él le ofrezco este repaso por ti. Oigo decir a Jesús. Te pongo en Sus manos y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él. Él está a tu disposición cada vez que acudas a en busca de ayuda. Y eso hago de nuevo esta mañana cuando mirando mis piernas, mis brazos y el resto de mi cuerpo me repito; José, no eres este cuerpo, no te engañes con eso, despierta nunca lo fuiste. Y me sorprende oírmelo mientras siento un picor en mi pie o una postura que me molesta-.“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -La verdad contra lo que sólo lo parece.
“No hay más paz que la paz de Dios”. -Esta frase resume los valores absolutos del Curso y no deja lugar a duda. Ninguno de mis planes me trajo jamás la paz que buscaba, pues estoy sin ella-. “Que no me desvíe del camino de la paz, pues ando perdido por cualquier otro sendero que no sea ése”. -Ahí está, todos los caminos no llevan a Roma, siempre dudé de eso. No quiero seguir más tiempo distraído con fuegos de artificio que me acaban quemando las manos-. “Mas déjame seguir a Aquel me conduce a mi hogar, y la paz tan será segura como el Amor de Dios”.
“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -Refuerza Padre las palabras del repaso que hoy acaba, qué jamás me olvide de su contenido, qué se queden conmigo y prosperen como la mies bien plantada. Qué crezcan como la levadura de Tu Panadero, al abrigo y a la seguridad de la palabra que Le has dado a tu hijo. Acepto tus enseñanzas y confío, hasta que vea convertirse cada práctica, en el regalo de libertad que me has prometido para el mundo-.
Joseluis