“Lo que veo es una forma de venganza”. Desde luego acosado por mi entorno me veo, en competencia con él. Estoy la mayor parte del tiempo en una zona hostil, pero como lo está toda la humanidad, doy por hecho que así es la naturaleza del mundo; hostil a la propia vida que alberga. Distingo dos voluntades; la suya incomprensible y durísima, y la mía propia, una defensa minúscula frente a su ataque que acaba matándome. En mi ayuda leo: “Habiendo proyectado tu ira sobre el mundo, lo que ves es la venganza a punto de devolverle el golpe. De esta manera, percibes tu propio ataque como un acto en defensa propia”. -Viene a decirme que mi mente anclada en el pasado proyecta los rencores que almacena y de este modo conformo el mundo de ataque en el que creo vivir. ¡Ay madre! –“¿De qué paz mental podría gozar en tales condiciones?” -Otra vez retratado-.
“De esta fantasía salvaje es de lo que te quieres escapar. ¿No es maravilloso recibir las buenas nuevas de que no es real? ¿No te alegra sobremanera descubrir que te puedes escapar de ella? Tú has fabricado lo que deseas destruir; lo que odias y lo que quieres atacar y matar. Nada de lo que temes existe”. No se puede decir mejor. Estas palabras tienen para mí el poder de rectificar mi conciencia trayéndome paz y esperanza, por eso sigo aquí.
Cinco veces me pide que revise mi mundo próximo y mientras lo hago debo repetir; Veo únicamente lo que cambia. Solo veo lo que no es consistente. Lo que veo no es real… para acabar reconociendo que: “Lo que veo es una forma de venganza”. -Y me pregunto siguiendo sus instrucciones-; “¿Es éste el mundo que realmente quiero ver?” Me viene sola la contestación.
Joseluis