“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -Esta mañana con mi meditación me vi como el labrador; esparciendo grano sobre el campo. Y me complací. El campo era yo mismo, y el grano; estas frases preñadas. Veía su germen fijarse en mi suelo fértil. Cientos de ellas, miles ya, según salían de mi boca, hoy, todos los días anteriores y las que aún quedan por arrojar-. “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó” .-Sentí agradecimiento-.
“El amor es el camino que recorro con gratitud”. -Se apaga la luz cuando leo esta frase, siempre me pasa. Ya me conozco. Me siento perdido porque me manejo con un sustituto al amor. Si no, no tuviera un cuerpo. Ya no me desanimo. Sé que es temporal. Y prosigo-: “El Espíritu Santo es mi único Guía”. -Que parece que me escucha. No lo hago solo, no pudiera de otro modo-. “Él camina a mi lado con amor”. -Él lo pone por mí mientras me dure este intervalo de despiste-. “Y le doy las gracias por mostrarme el camino que debo seguir”. -Tengo por ahora atrofiada mi capacidad para sentir el amor que soy y con el que me relaciono, pero su presencia intuida, descubre en mí y desbanca los sustitutos. Ahora sí; camino confiado y agradecido-.
“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -De nuevo a la siembra. Una a una las deposito, como si fueran joyas, así lo siento, preciosas para mí. Nada seguirá siendo igual en tu vida después de esta sementera. Escucho dentro de mí animándome. Todo cambiará. Tal vez esté cambiando ya, y la proximidad me impida ver el paisaje florido que sin duda está brotando. Y prosigo-: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -Esparciendo el grano del Patrón como si fuese mío-.
Joseluis