“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -Y con estas frases como persianas, cierro mis ojos a todo lo que veo esta mañana y me olvido de lo que durante tanto tiempo creí saber. Me concentro en ellas y en la verdad que me transmiten, defendido de este modo contra todo lo que se manifiesta alrededor mío, tan real y perentorio, tan claramente pidiéndome la bolsa y la vida-. “No soy un cuerpo. Soy libre pues aún soy tal como Dios me creó”. -De este modo digo: ¡No!-
“La paz de Dios refulge en mí ahora”. -Como el resultado de mi negación a lo que me acosa y acorrala; la paz de Dios dentro de mí que siento al recordármela-. “Permaneceré muy quedo y dejaré que la tierra se aquiete junto conmigo”. -Sí, permitiré el espacio para que tenga carta de naturaleza en mi vida. No haré ningún movimiento hasta que no me rodee otra cosa que Su paz-. “Y en esa quietud hallaremos la paz de Dios”. -Ya no necesitaré más ídolos ni llamar a otras puertas mendigando, y se acabará para siempre la esperanza y la desesperanza, porque lo que finalmente busco-: “Está dentro de mí corazón, el cual da testimonio de Dios Mismo”.
“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -De nuevo aquí. En lo importante, en el centro de mi aprendizaje, a la búsqueda del reconocimiento que negué. Para traer de nuevo luz a mis ojos invidentes. Repetido hasta que se me escayole la boca y la mente, que no pueda hablar ni sentir de otra manera. Repetido hasta olvidarme de la forma con la que me identifico. Repetido-: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”. -Hasta el recuerdo total-.
Joseluis
Un saludo Maestro desde Venezuela. Gracias por tus lecciones diarias y la Reflexión de cada lección.
Siempre será así
NO SOY UN CUERPO, SOY LIBRE, PUES AÚN SOY COMO DIOS ME CREO