“Sólo mi propia condenación me hace daño”. – ¿Cómo voy a condenarme a mí mismo? Pero veo que no se refiere a ésa, sino a la que hago a los demás-; “Si puedes condenar, se te puede hacer daño. Pues habrás creído que puedes hacer daño, y este derecho puede ahora usarse contra ti”. -Al leer esto todo mi cuerpo se convulsiona. Nunca vi tan claro el daño que me supone condenar-. “Condena y te vuelves prisionero. Perdona y te liberas”. -Sí, lo veo. Me dice que condenar no forma parte del conocimiento por tanto es una ilusión y sus efectos, aunque me parezcan reales jamás tuvieron lugar-. “No obstante, tenemos que lidiar con ellas un tiempo como si en realidad hubiesen tenido lugar”. -Ese será mi punto de partida, puesto que creo en ellas-.
“Las ilusiones forjan más ilusiones. Excepto una. Pues el perdón es la ilusión que constituye la respuesta a todas las demás”. -Y continúa-: “…ya que es el sueño del despertar”. -¡El perdón es el topo que dinamita lo que es como él! Siempre el perdón- .“No es la verdad… pero apunta hacia donde ésta se encuentra… con la certeza de Dios Mismo”. -Me maravillo del invento. Sé que tengo que poner el perdón delante de todo-.
Deja que la verdad venga a establecer su morada en ti mientras repites: “Sólo mi propia condenación me hace daño. Sólo mi propio perdón me puede liberar” -Sí, con ellas pasaré el día. Y las recordaré frente a cualquier forma de sufrimiento que venga a mi mente pues esconde una falta de perdón- “Deja que el día de hoy sea celebrado tanto en la tierra como en tu santo hogar”. -Siempre tomo fuerzas de estas líneas, siempre compañía y motivación-. “Éste es el momento de tu liberación. Ha llegado el momento. Ha llegado hoy”. -Y no tengo nada que añadir-.
joseluis