“Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora”. -Y escucho mis dos voces; el descreído que me dice – ¿El Amor de Dios? Dios se olvidó de ti-. Y otra que me dice; -Como va a ocurrir tal cosa- y me muestra como prueba de Su presencia, retazos de “amor” envueltos en el barullo de mi mundo. Y yo, que escucho las dos me siento perdido-. “Sentir el Amor de Dios dentro de ti es ver el mundo renovado, radiante de inocencia, lleno de esperanza y bendecido con perfecta claridad y amor”. -Esto es claridad. Yo ni vivo
en ese mundo ni siento ese Amor. No voy a admitir subterfugios ni engaños del personaje que me acompaña. Espero mucho más del Amor que las migajas que me ofrece como sustituto. Y ahora que sé que no experimento el Amor de Dios, me tranquilizo, y me siento inmensamente afortunado y libre de pedirlo. ¡Ayúdame Padre! –
Y me habla: “Haz simplemente esto: permanece muy quedo y olvida los pensamientos acerca de lo que eres y de lo que Dios es; de tus conceptos del mundo y las imágenes de ti mismo. Vacía tu mente de lo que crees verdadero o falso, bueno o malo; de los pensamientos que consideres dignos y de los que te avergüencen. No conserves nada. No traigas pensamientos del pasado. Olvídate de este mundo, olvídate de este curso, y con las manos completamente vacías, ve a tu Dios”. -Y eso hago confiado, y resuelto recito su plegaria-.
“Padre, no sé cómo llegar a Ti. Pero te he llamado y me has contestado. No interferiré. Los caminos de la salvación no son míos, Te pertenecen. Y es a Ti a donde voy para encontrarlos. Mis manos están abiertas para Tus dones. No tengo pensamientos que no comparta contigo, ni abrigo creencias con respecto a mí o a Quién me creó. Tuyo es el camino que quiero hallar y seguir. Y sólo pido que Tu Voluntad, que también es la mía, se haga en mí y en el mundo, para que éste pase a formar parte del Cielo. Amén”. Joseluis