Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo”. -Siempre me llevan los títulos a lugares extraños. Y continúa diciéndome que dar incrementa lo que poseo, más extraño aún. Y me explica; Si he aprendido que las cosas representan los pensamientos que hay tras ellas, y sé que mis ideas se refuerzan cuando al compartirlas alguien las acepta. Es obvio que eso ocurrirá siempre-. “Tal vez la forma del pensamiento cambie al darse”. -Eso es todo. Sólo debo aprender eso. Las formas en este mundo cambiante, cambian, pero-: “El pensamiento tras la forma es inmutable”. -Me encanta esta consistencia que no puedo ver, sino sólo razonar. Por tanto- “Protege las cosas que valoras dándolas y te asegurarás de no perderlas nunca”. -Sorprendente pero seguro-.

Y prosigue: “Nunca te olvides que sólo te das a ti mismo”. -Cuando lo comprenda dice que me reiré de la idea del sacrificio y de sus formas; Dolor, pérdida, enfermedad, pobreza, hambre y muerte-. Una vez que una ilusión se reconoce como tal, desaparece”. -Bendigo a los demás cuando elijo ver su sufrimiento como es y de ese modo desaparece-. Jamás creas que puedes hacer sacrifico alguno”. -Me advierte, si lo sientes, es que estás en el error-. “Tu bendición lo corregirá”. -Y prosigue-: “Habiéndosete dado a ti primero, es tuya para que la des”. -No tengo nada que decir-.

“Tenemos el Nombre de Dios en nuestros labios”. -Me asegura. Acepto puesto que lo invoqué, y prosigue-: “Ahora somos bendecidos y ahora bendecimos al mundo”. -Me pondré en marcha: frente al dolor; mi bendición, frente a la pérdida, enfermedad, pobreza y hambre; mi bendición, frente a la muerte, mi bendición también-. “Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo”.-Y me daré a mí mismo lo que ya tengo, de locos. Amén-.

Joseluis