El nombre de Dios es mi herencia”. -Y me recojo desorientado-. “Has inventado nombres para todo lo que ves y de esta forma les distes espacio y realidad”. -Describe mi desorientación- “De esta manera segregas la unidad”. -Continúa mi sorpresa-. “De esta forma crees haber creado vida en la separación”. -Mi mundo apareció por inventar nombres- “No da lugar a que se dude de que lo que tiene nombre no esté ahí”. -En efecto, sólo mi mundo es consistente, lo que no tiene nombre no existe. Me corta-: “lo que es cierto en la tierra y en el Cielo está más allá de tu capacidad de nombrar”. -Mi desorientación es completa-.

“Todavía tienes necesidad de usar símbolos”. -Me tranquiliza diciéndome que lo que necesito cada día son intervalos para dejar en suspenso mis enseñanzas-: “Ahí entiendes la Palabra, el Nombre que Dios te ha dado”.-Sí, cualquier cosa que me devuelva mi conocimiento- . “Dios no tiene nombre. Sin embargo, el Nombre de Dios es la herencia de los que eligieron que el mundo sustituyese al Cielo”. -Usar el Nombre de Dios deshace las ilusiones que me aprisionan porque al usarlo, “…todas las separaciones insensatas que nos mantenían ciegos desaparecen”.-Me pongo.-

“Padre, mi nombre es el Tuyo. En Él estoy unido con todo lo que vive, y Contigo que eres mi Creador. Lo que he hecho y le he puesto tantos nombres sólo es una sombra que he tratado de arrojar sobre Tu Realidad. Estoy contento y agradecido de haberme equivocado. Te entrego todos mis errores para que los desactives. Y acepto la verdad que me das en su lugar. Tu Nombre es mi salvación y la manera de escapar de lo que he hecho. Tu Nombre me lleva a la unicidad, que es mi herencia y mi paz. Amén”. -Mi práctica para hoy-.

joseluis