“Padre nuestro…Si se nos olvida el camino, sabemos que Tú siempre lo recordarás. Y si nos extraviamos, Tú no te olvidarás de llamarnos”. -De este modo repasando me conecto con lo más grande-. “Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”. -Mi primer saludo al día, mi presentación. Con esta frase me recibo todavía un poco desconcertado al despertarme. Trato de verme en ella. El desayuno de mi espíritu aún dormido, contiene todas las vitaminas que necesita-.
“La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre”. -Reverbera como una bomba en mi mente. Por tanto, ni mi tristeza existe ni mi miedo, no hay ansiedad ni duda. Ni mi ira, falta de fe o desconfianza. Tampoco la preocupación por mi cuerpo ni la envidia, ni ninguna forma en la que el deseo de ser como no soy me tiente. Repito-: “La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre”. -Eso sí es libertad-.
“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”. -Después de esa declaración de independencia se abre un hueco para el conocimiento de mí mismo: yo soy sólo amor. Pues no hay ninguna otra materia en el universo y al repetirlo paso a creerme un poco más; lo “increíble”-.
“Ahora somos uno con Aquel que es nuestra Fuente”. -Otra forma de declararme independiente de mis creencias en la separación y en mi especialismo. ¿O no han sido mi separación y mi especialidades las fuentes de mi sufrimiento?- “Ahora somos uno con Aquel que es nuestra Fuente”. -Y me agarro a esta idea como al único clavo que no arde-.
“Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo”. -Eso soy yo; amor, pero también este hermano, y aquel otro y el de más allá. Si yo soy amor, todos lo son conmigo. Por un momento me quedo sin enemigos, mimetizado y en paz. Habrá de ser de ese modo-.
Joseluis
Dios es solo amor y por ende eso es lo soy yo . Que regalo describirlo como el desayuno del espíritu. Gracias José Luis