“La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre”. Muchos gurús del mundo niegan la muerte, y me he visto repitiéndolo como si lo creyera, mientras veo muerte a mi alrededor. ¡Qué contradicción! Algo falta por explicar. El Curso me define su muerte: “La muerte puede manifestarse en forma de tristeza, miedo, ansiedad, duda, ira, falta de fe, desconfianza, preocupación por el cuerpo, envidia, así como en todas aquellas formas en las que el deseo de ser como no eres pueda venir a tentarte”. ¡Ah! Esto lo aclara para mí. Negar la muerte lleva incluido la negación de esta “vida” en su totalidad, pues abarca los momentos de infelicidad y los deseos de mejora o superación ¿Que queda entonces de mi vida? Nada. Negar la muerte para el Curso es negar también la vida con la que acaba. Ni la muerte ni esta vida vulnerable existen. Así lo entiendo.
Por eso soy libre. “Pues la muerte es total. O bien todo muere, o bien todo vive y no pueden morir, no hay términos medios. Estás ante algo obvio y que debes aceptar si quieres gozar de cordura: lo que contradice un pensamiento no puede ser verdad, a menos que se haya demostrado la falsedad de su opuesto”. Esta vida se basa en la muerte; la del Hijo y si Él muere, muere el Padre, el triunfo de la locura. “La idea de que Dios ha muerto es algo tan descabellado que incluso a los dementes les resulta difícil creerlo”. Tengo que cambiar de credo, elijo éste:
“Padre nuestro, bendice hoy nuestros ojos. Somos Tus emisarios, y deseamos contemplar el glorioso reflejo de Tu Amor que refulge en todas las cosas. Vivimos y nos movemos únicamente en Ti. No estamos separados de Tu vida eterna. La muerte no existe, pues la muerte no es tu voluntad. Y moramos allí donde Tú nos ubicaste, en la vida que compartimos Contigo y con toda cosa viviente, para ser como Tú y parte de Ti para siempre. Aceptamos Tus Pensamientos como nuestros y nuestra voluntad es una con la Tuya eternamente. Amen”.
joseluis