“Dame tu bendición, santo Hijo de Dios”. -Un clásico para mí hablándome de la liberación que necesito, de mis propias opiniones, de los juicios que proyecto al mundo con el que interactúo ¿Qué más puedo desear?- “He aquí la respuesta que te da la Voz que habla por Dios”. -La condición de la mente es la abstracción, me dice, pero mi mente dividida se ha vuelto concreta-. “La mente que se enseñó a sí misma a pensar de manera concreta ya no puede aprehender la abstracción en el sentido del abarcamiento total que ésta representa”. -Y de lo concreto, lo antinatural, surge el miedo-: “Quien ve a un hermano como un cuerpo lo está viendo como el símbolo del miedo”. -¡Qué bien diagnosticado me veo!-.
“No subestimes la intensidad de la furia que puede producir el miedo que ha sido proyectado”. -Me dice avisándome del peligro en el que estoy al proyectar mis juicios y poner defensas-. “El ataque que lanzas contra él es lo que es tu enemigo”. -Nunca lo vi de ese modo y me muestra algo insospechado-: “En la visión de Cristo su hermosura se ve reflejada de una manera tan santa que apenas podrías contener el impulso de arrodillarte a sus pies”. -¿Quiero eso, ya?-
Visualiza a un hermano, sus gestos su sonrisa, como acostumbres a verlo y: “Piensa: lo que estás viendo te impide ver a aquel que te puede perdonar todos tus pecados, arrancar con sus sagradas manso los clavos que atraviesan las tuyas y quitar de tu ensangrentada frente la corona de espinas que tú mismo te pusiste”. -¡Ah, si! Pídele lo siguiente para que él pueda liberarte-: “Dame tu bendición santo Hijo de Dios. Quiero contemplarte con los ojos de Cristo, y ver en ti mi perfecta impecabilidad”. -Sí, ya estoy por arrodillarme-. “Y Aquel a Quien has invocado te responderá. Contempla ahora a aquel que tan sólo habías visto como carne y hueso, y reconoce que Cristo ha venido a ti”. -Esperanzado lo repetiré cada vez que me vea haciendo de alguien el símbolo del miedo- “La idea de hoy es la manera de escaparte de la ira y del miedo”.
joseluis