Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios”. -Se ha hecho habitual la frase para empezar mi día ¡Me la he dicho tantas veces! Espero encontrarme con su beneficio, en alguna parte estará. Me complazco en ella nuevamente, y puedo leer-: “Éste es el pensamiento que garantiza plenamente la salvación del Hijo”. -Así lo voy creyendo porque siento la corrección en mi mente, y repito Si-:  “Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios” –estoy a salvo y dejo esta idea reverberar en mi cabeza notando su sanación. No me olvidaré tampoco de mis cinco minutos antes de acostarme y prosigo-.

Cuando me curo no soy el único que se cura”. -A la parte de mi mente que le gustaría curarse solo y presumir de “iluminación” frente al resto, no le gusta esta afirmación. Por eso necesito repetírmela y explicármela. Sólo la mente necesita curación. Podemos despistarnos con esto, lo hacemos cuando buscamos y perseguimos la curación del cuerpo. Esta frase nos retorna a la cordura. Al ser la mente lo único que puede enfermar, al curarse, deja de proyectar la enfermedad dentro de nosotros y fuera. Contra lo que el importunado en mí cree, la garantía de mi curación está en que todos se curen conmigo. Ésa es la prueba de que mi curación es real ¿Cómo puedo estar tan loco?- “Cuando me curo no soy el único que se cura”. -Le doy, hasta que ya no tengo más dudas-.

“El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir”. -Ésta es la respuesta a todas mis dudas a mis miedos, la única alternativa que acaba con mis dolores. Cuando pongo ahí mi intención, cambian las perspectivas aun desde este sueño. Es una alternativa que me parecer dolorosa si la analizo, pues hay demasiadas cosas aquí de las que cuido porque me parecen santas. Pero tengo que recordarme que ninguno de los pensamientos amorosos que sostengo deberé abandonar, no incluye pérdida alguna-:“El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir”.

joseluis.