“Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios”. -Estoy comprendiendo los beneficios que me trae repetir esta frase y lo hago cada día con esperanza; es una aspiradora de pensamientos falsos, y al sacarlos se aleja la posibilidad de que el dolor me asalte. Repitiéndola y teniéndola en cuenta, Dios mismo se pone al cargo de mis pensamientos y corrige lo que no es cierto-. “Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios”. –Sin prisas y con este método, hago los primeros cinco minutos de práctica y los repetiré a la noche, como el enfermo que soy tomándose la medicina-.

Y después examino: Más allá de este mundo hay un mundo que deseo”. -El mundo que no puedo encontrar en las formas de éste, estará en alguna parte. El mundo que echo en falta, al que pertenezco y me pertenece, tiene que ser real, puesto que mi necesidad también lo es. No podría extrañar algo que no fuera mío. Ése mundo que realmente deseo, y ofuscado lo busco aquí, debe estar en otro lugar y repito la frase a ver si me doy cuenta-; Más allá de este mundo hay un mundo que deseo”.  -A ver si despierto de mi error-.

También tengo hoy: Es imposible ver dos mundos. -Una parte de mí querría que la verdad del mundo real viniera a resolver los problemas de éste para poderme quedar aquí y vivir lo mejor de los dos. ¡Ay! Lo que es verdad no puede hacer con las ilusiones otra cosa que desvanecerlas. ¡Ay! Persigo una quimera ¡Ay!¡Ay!¡Ay! Y repito mis frases Es imposible ver dos mundos”. -A ver si despierto y se acaban mis quejas-.

Cada hora traeré a mi mente la lección para que no me olvide de mi enfermedad ni de tomarme la cura, hasta que finalicen mis lamentos.

Joseluis