“El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir”. -Me lo plantea de este modo porque aún creo que hay alternativas para elegir, pero si el Cielo es la verdad, no puede tener opuestos. Imposible dos verdades diferentes-. “Necesitas que se te recuerde que aunque crees enfrentarte a miles de alternativas, sólo hay una, e incluso ésta tan sólo aparenta serlo. No te confundas con las dudas que una miríada de decisiones produciría. Tomas solamente una. Y una vez que lo haces, percibes que no fue una decisión en absoluto, pues sólo la verdad es ver­dad y nada más lo es”. -Continúa diciéndome que la verdad no es algo que se pueda aprender sino tan solo reconocer. En su reconocimiento reside su aceptación y al aceptarse, se conoce. Curioso e inusual mecanismo-.

De todas las decisiones que has tratado de tomar ésta es la más sencilla”. -Y en efecto, debe serlo, porque las mías hasta hora acaban en la muerte; el costo más alto-. Pues sólo con la muerte se reconcilian los opuestos, ya que poner fin a la contradicción es morir. Y así, se considera que la salvación es la muerte, pues la vida se ve como un conflicto”. -Duro, muy duro.

Entiendo que me diga que antes de elegir se debo examinar las alternativas, ése es mi mecanismo de elección-. “Lo que se encuentra en la penumbra tiene que ser juz­gado nuevamente, mas esta vez con la ayuda del Cielo. Y los errores que la mente cometió corregidos a medida que la verdad los descarta por carecer de causa. Ahora no tienen efectos”.

Cinco minutos me pide por la mañana para reafirmarme en la elección: “Reconoce que estás haciendo una elección consciente entre lo que existe y lo que tan sólo aparenta ser ver­dad”. -Debo hacer el mismo recordatorio cada hora y al finalizar el día traer la idea de nuevo a mi mente por otros cinco minutos para concluir con-: “El Cielo es la alternativa por la que me tengo que decidir. Me decido por él ahora y no cambiaré de parecer, pues es lo único que quiero”.

joseluis