“La enfermedad es una barrera contra la verdad”. -Una de mis favoritas. Extraña y alejada al comienzo, pero un bálsamo ahora. Me gusta entrar ahí y continuar aprendiéndomelo-. “La enfermedad no es un accidente… es un mecanismo demente de auto-engaño. -Y disfruto oyendo esto, conforme noto desmoronarse mis estructuras. Como toda defensa es un acto de mi voluntad aislada, aunque no pueda recordarlo-. “Más una vez que lo has hecho, tu plan requiere que te olvides que fuiste tú quien lo hizo”. -Tal como son las cosas-.

La enfermedad es una decisión… un plan que trazas cuando por un instante la verdad alborea en tu mente engañada y tu mundo parece derrumbarse”. -El dolor de la enfermedad hace que me identifique con mi cuerpo y pierda de vista mi realidad-. “Y así, el cuerpo es más poderoso que la vida eterna, el cielo más frágil que el infierno y los designios de Dios para la salvación de Su Hijo se ven contrarrestados por una decisión más fuerte que Su voluntad”.

Puedo recuperar la verdad si practico darle la bienvenida. Me pide un cuarto de hora en dos ocasiones a pedirle que venga y me libere. Comienzo: “La enfermedad es una defensa contra la verdad. Aceptaré la verdad de lo que soy, y dejaré que mi mente sane hoy completamente”. -con intención de superar mi actitud defensiva. Si practico bien me dice lo que me ocurrirá-: “No habrá sensación alguna de enfermedad o de bienestar, de dolor o de placer”. -Pues estos son los límites que le puse a mi cuerpo. Estaré alerta y si mi mente vacila, repetiré-: “He olvidado lo que realmente soy, pues me confundí a mí mismo con mi cuerpo. La enfermedad es una defensa con­tra la verdad. Mas yo no soy un cuerpo. Y mi mente es incapaz de atacar. Por lo tanto, no puedo estar enfermo”.

                                                                                                                                  Joseluis