“Si me defiendo he sido atacado”. -Y me parece tan obvio que algo más debe querer decirme-. “Te estas defendiendo cada vez que tratas de planear tu futuro, reactivar tu pasado u organizar tu presente de acuerdo con tus deseos”. -¡Entonces, toda mi vida es una defensa! Nunca antes lo había visto. Lo que protejo es mi propia debilidad, siempre la seguridad de mi cuerpo, lo que creo que soy. Sin embargo, leo más adelante, fue la mente la que dotó al cuerpo de todas sus debilidades-. “El cuerpo no necesita ninguna defensa”. -Por eso cuando defiendo al cuerpo ataco a mi mente-. “Pues habrás visto en ella las debilidades del cuerpo”. -Y al confundir el cuerpo con la mente, traslado sus características a ésta ¡Ay Dios mío!

Entonces, ella es la que necesita curación y no el cuerpo. La mente que ha sanado no planifica, pues sabe que desconoce lo que es mejor para ella y como conseguirlo, prosigo leyendo, y sólo actúa escuchando a una Sabiduría que no es suya. “Forzar al cuerpo a que se amolde a una mente no curada es lo que lo hace enfermar”. -¡Qué claro lo veo a hora! Esta mente-: “No cree que se le vaya a proveer de todo, a menos que ella misma lo haga”. –Y de esa forma se cierra al flujo de la abundancia y seguridad ¡Está condenada!- “Tú confianza en Él es la defensa que te promete un futuro tranquilo... Sin defensas te conviertes en una luz… que te conducirá por los caminos que se diseñaron para tu felicidad cuando nació el tiempo”.

Hoy me pide que durante dos sesiones de 15 minutos me abstenga de elaborar planes y de albergar pensamientos que impidan la entrada de la verdad. Hoy recibiré en lugar de planear. Eso me promete mientras digo-: “Si me defiendo he sido atacado. Más en mi indefensión seré fuerte. Y descubriré lo que mis defensas ocultan”. Y si advierto a lo largo del día que algo me pone a la defensiva me recordaré: “Ésta es mi Pascua Florida. Y quiero conservarla santa. No me defenderé, pues el Hijo de Dios no necesita defen­sas contra la verdad de su realidad”.

joseluis.