“Es imposible ver dos mundos”. -Y me quedo pensando… puede que lleve razón, pero en mi visión o son muchísimos o todos el mismo. No reconozco dos únicamente-. “Lo que ves refleja lo que piensas”. -Continúa diciéndome- “Y lo que piensas no es sino un reflejo de lo que quieres ver”. -Entonces, lo que veo es un mundo con muchas caras y todas acaban asustándome. Cuesta creer que lo haya elegido-. “El miedo ha dado lugar a todo lo que crees ver”. -La separación, los desencuentros, las diferentes posibilidades que me asustan…- “El enemigo del amor las inventó, mas el amor no puede tener enemigos.” -¡Ay! Una vez más diciéndome que vivo y veo ilusiones-. “Lo real y lo irreal son las únicas alternativas entre las que puedes elegir. No hay ninguna otra”.
Hoy intentaré no transigir y practicaré los cinco minutos que me pide en seis ocasiones. Empiezo pidiendo una fortaleza superior a la mía reconociendo mi meta; no quiero más ilusiones y mientras las abandono repito: “Es imposible ver dos mundos. Permítaseme aceptar la fortaleza que Dios me ofrece y no ver valor alguno en este mundo, para así poder hallar mi libertad y mi salvación”. -Y esperaré tranquilo el milagro-. “No dudarás de lo que contemples, pues aunque se trate de una percepción, no es una que tus ojos hayan visto jamás”.
Sostendré mi elección durante todo el día, no quiero volver a sufrir. “Acepta una pequeña parte del infierno como real, y lo que contemples será ciertamente el infierno”. -Gracias por esta claridad que necesito-. “Lo único que necesitas decirle a cualquier parte del infierno, sea cual sea la forma que adopte, es esto: Es imposible ver dos mundos. Lo único que deseo es mi libertad y mi salvación, y esto no forma parte de lo que quiero”. –Gracias por evitarme la resignación “santa”-.
Joseluis