“El mundo no me ofrece nada que yo desee”. -Muy consoladora y adecuada para los momentos de desesperación y de fracaso, pero no siempre estoy así. Y me llega un mar de dudas. ¡Hay tantas cosas en mi vida que me parecen santas! Mi familia, las personas que quiero, determinados proyectos… ¡Cómo decir que no me ofrecen nada!- “Cada cosa que valoras aquí no es sino una cadena que te ata al mundo, y ése es su único propósito”. -Me sorprende que no haga distinción entre mis valores aquí-. “Todo aquí sirve para el propósito que tú le has asignado, hasta que veas en ello otro”. – Y tengo que dejar de razonar…-.

No dejes que nada que esté relacionado con pensamientos cor­porales te demore, ni que la tenta­ción de creer que el mundo puede ofrecerte algo te retrase. No hay nada aquí que valga la pena anhelar”. -Mi práctica consiste en abandonar los pensamientos que sostienen los valores que le tengo atribuido al mundo-. “Libéralo de cualquier propósito que le hayas asignado a sus aspectos, fases y sueños. … y relévalo de todo aquello que querías que fuese”. -Diez minutos en tres ocasiones-. “Tu mente se sentirá agradecida de poder estar libre por un rato”. -Y puedo experimentarlo por la paz que me reporta el abandono de mis problemas y expectativas-. “Ella sabe donde le corresponde estar”. -¡Gracias Padre!-

Protegeré mi mente hoy de las imágenes a las que les atribuyo valor y quiero sostener conmigo repitiéndome: “Esto no me tentará a que me demore. El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee”. -Hay tantas cosas a las que estoy vinculado, que ésta será sin duda una jornada provechosa-.

Joseluis.